"¿Por qué yo?"; "¡No puedo creerlo! ¡Nunca será lo mismo!"; "No puedo soportar vivir sin ellos."; "Nunca volveré a ser quien era antes..."; "¿Cómo puedo sentirme diferente o ser feliz de nuevo?"; "¿Qué hice para merecer esto?"; "¿Cuál es el punto?"

¿Te suenan familiares? Estas son todas afirmaciones y preguntas que muchos han pensado en ciertos períodos de la vida, especialmente al enfrentar la pérdida y el duelo.

Entendiendo el Duelo

"El duelo es una respuesta del corazón al dolor, una emoción dolorosa de tristeza causada por la pérdida o la pérdida inminente de alguien o algo que tiene un profundo significado para nosotros." - June Hunt

Al pensar en la pérdida, muchos tienden a minimizar o no notar que el duelo puede no solo provenir de los casos más obvios, como la muerte de seres queridos o la ruptura de relaciones. De hecho, hay una amplia variedad de pérdidas que uno puede sufrir, incluida la pérdida de salud, la vida funcional, un trabajo, finanzas e incluso la pérdida de una visión o sueño para el futuro, todo con el potencial de conducir a una temporada de duelo y luto.

Generalmente, la intensidad de las emociones sufridas tiende a coincidir con la importancia y el significado otorgados a la pérdida. En otras palabras, cuanto mayor sea el valor dado, mayor será el dolor de no tenerlo más. Esto también variará de persona a persona, ya que nadie siente y piensa como otro, y lo que podría ser una pérdida tolerable para uno podría ser insoportable para otro.

Aunque en investigaciones pasadas se creía que las personas pasaban por 5 etapas de duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), hallazgos más recientes sugieren que no todos pasan por todas las etapas y no necesariamente en el orden presentado. Es importante, sin embargo, permitir tiempo para el procesamiento de pensamientos y emociones difíciles, manteniendo una expectativa realista sobre lo que puede seguir.

Entonces, en un momento de virus mortales, desastres naturales, conflictos interpersonales y mala seguridad financiera, ¿se puede hacer algo cuando la pérdida llama a nuestra puerta, o estamos condenados a ser víctimas impotentes de lo inevitable?

Estrategias para Afrontar el Duelo

Cuida de ti mismo: Dado que nuestras mentes y cuerpos están muy conectados, no es sorprendente que lo que hagas con tu cuerpo influirá en el funcionamiento de tu cerebro (pensamientos, emociones, autocontrol, etc.). Trátate con amabilidad y respeto durmiendo bien por la noche, comiendo alimentos nutritivos, saliendo a caminar en la naturaleza y estableciendo una buena rutina matutina. Y en caso de que necesites escuchar esto: ¡evita el alcohol como la peste (o cualquier otra sustancia que altere la mente, para el caso)! Puede sentirse bien tener algo en el momento, pero te dejará más deprimido de lo que estabas al principio.

Obtén ayuda profesional: Si el duelo no se resuelve durante un largo período de tiempo, es posible que tengas un duelo crónico, que viene con la incapacidad de experimentarlo adecuadamente. Tu dolor puede estar tan enterrado que puede que necesites algo de vulnerabilidad y disposición para enfrentar la pérdida. Si ves que te resulta difícil mantener actividades básicas diarias, te vuelves más apático hacia querer vivir, has tenido cambios en tu sueño y apetito, o te irritas más a menudo, significa que la depresión podría estar acechando. Afortunadamente, hay muchos profesionales capacitados que pueden adaptar un plan de tratamiento individualizado que te ayudará a ver la luz al final del túnel. Los terapeutas (consejeros clínicos, psicólogos, trabajadores sociales) te guiarán a través del procesamiento de emociones difíciles y proporcionarán un tipo de apoyo que los familiares y amigos no necesariamente podrían ofrecer.

Avanza hacia la aceptación: reconoce que "sí, esto está sucediendo". Por simple que suenen esas cuatro palabras, puede ser una de las pastillas más complicadas de tragar. Recuerda, sin embargo, que aceptar y rendirse ante la realidad de la situación no necesariamente significa que estés de acuerdo con lo que sucedió, sino que es un reconocimiento del cambio. Solo estando en el presente y renunciando al control del pasado uno puede comenzar a avanzar. Desafortunadamente, en muchos casos, no puedes esperar recuperar lo que has perdido, ¡así que aferrarte también te mantendrá alejado de liberar espacio para lo que aún está allí!

Sé agradecido: reconoce lo que todavía está ahí, con agradecimiento y aprecio. Esto no es un reemplazo para estar triste por la pérdida, sino una adición. Muchos pueden encontrar que sentimientos de culpa se filtran, y falta de permiso para disfrutar, pero la verdad completa incluye aspectos negativos y positivos. Cada día, agregar una lista de cosas por las que estás agradecido ayudará a cambiar tu enfoque y evitar caer en una distorsión cognitiva común llamada Filtro Mental Negativo.

Flota en la ola y ¡habla de ello! No estés solo en tu duelo. Dile a los demás cómo pueden ayudarte. Cuando llegue la ola de recuerdos y emociones mezcladas, es más fácil dejar que te lleve a la orilla, donde se debilitará y disipará, en lugar de luchar contra la corriente. Sé honesto sobre cómo piensas y sientes (especialmente contigo mismo y con aquellos en quienes confías), y atrévete a sentirlo. Adelante y llora, comparte un recuerdo y déjate consolar con un abrazo.

Crea nuevos recuerdos: ¿Ese restaurante te recuerda a una pareja que rompió contigo? Lleva a todos tus amigos allí y disfruta de su compañía; Ríete donde solías llorar; Asigna un nuevo significado a objetos sentimentales (o tíralos si ayuda); Reconstruye los viejos caminos, pero esta vez con la base en lo que se puede ganar y aprender.

Usa la creatividad: Trabajar en la exteriorización o expresión